La fuerza de la meditación

  • 26 Mar 2020
"Viendo los átomos bailar"

Hoy me he levantado con un pensamiento recurrente en mi mente, me vienen una y otra vez imágenes de mis meditaciones en el desierto del Sahara, allí rodeada de dunas, sentada en la arena, bañada por las primeras luces del amanecer, y escuchando el silencio, sintiendo la tierra vibrar, viendo los átomos bailar, fácil, relajado, maravilloso, me sentaba y empezaba a fluir, sin resistencia. Allí deje parte de mi ser, de mi esencia, de mis células, desde allí he construido un reguero de pequeñas miguitas, que me indican el camino de vuelta, cual Pulgarcito en el bosque y que me permiten volver una y otra vez a sentarme en mi duna, aunque en realidad me encuentre en sofá de mi casa.

¿Porqué asociamos la meditación a lugares de este tipo, un desierto, una playa, el bosque? A caso no sería mucho más simple que todo eso, pues si la meditación es el arte de no pensar, de no presentar resistencia, de no hacer, de no sentir., lo mismo sería estar en el sofá de tu casa?
Será porque somos occidentales, urbanitas y títeres de una sociedad que nos exige estar en continuo movimiento todo el día?
No lo se, pero a mi también me pasa, es cruzar mis piernas, cerrar los ojos, respirar profundo y ya me he ido a mi duna del desierto, y me conecto con el fluir y ya si, se me va la resistencia.

Sea cómo fuere, para mi la meditación siempre suma, y no os voy a enumerar aquí la larga lista de beneficios que aporta, solo tenéis que googlearlo.