La princesa prometida
La princesa prometida
La princesa prometida es uno de eso libros que recuerdo con especial cariño.
Es tan potente su magia que te atrapa desde la primera página, una vez más estamos ante un narrador, el entrañable abuelo, que le cuenta una historia a su nieto, demostrándonos así que el arte de contar historias nunca se perderá.
Hay acción, comedia, aventuras, romance, fantasía … Un libro que no le falta ni le sobra nada, y que después de tres décadas sigue enseñándonos qué es lo importante.
Porque nos habla del AMOR con mayúsculas, más allá del que se profesan sus dos protagonistas, el apuesto Westley y la princesa Buttercup,. Un relato que reivindica valores como el honor y la lealtad, lazos como el de la amistad y la familia, actitudes como el esfuerzo y la resiliencia. Me gusta pensar que todo ello es materia de la que estamos hechos todos nosotros, los seres humanos.
Por eso, cada episodio es una gran oportunidad para practicar y empatizar con todas las emociones que existen dentro de esta historia.
Podrás alucinar con la fuerza del gigante Fezzic para escalar los acantilados de la locura. Indignarte ante la mezquindad del príncipe Humperdinck o la crueldad del conde con 6 dedos, a quién Iñigo Montoya busca incesante para vengar la muerte de su padre. Reírte con las bromas y el ingenio de todos los personajes. Maravillarte con el carisma del milagroso Max y su mujer. Y sorprenderte ante la petulancia de siciliano Vizzini.
La princesa prometida es ese libro que disfrutarás leyendo y que te dejará poso.
Porque por muy mal que se ponga la historia, hasta el punto de que el protagonista muera y el mal venza frente al bien. El mensaje que subyace es que, aunque la vida es dura y repleta de contratiempos, es una experiencia explosiva de luz que nos merecemos vivir intensamente hasta el último minuto, ya que nunca sabes lo que sucederá en la siguiente página.
