Momo y los ladrones del tiempo
Momo y los ladrones del tiempo
Es una obra de Michael Ende, anterior a la historia interminable, con un trasfondo tan actual como es el concepto del tiempo y el uso que le damos. De este libro podemos sacar tres grandes enseñanzas:
El don de saber escuchar, que es la mayor virtud de Momo, la niña protagonista de la historia. Momo hace sentir bien a cada persona que tiene delante sacando de ella su mejor versión. Pero ¿cómo?, os preguntareis, si todos escuchamos. No, no todos escuchamos, porque no es lo mismo oír que escuchar. Escuchar es poner toda tu atención e intención en el momento presente, en lo que la otra persona te está compartiendo y esto Momo lo hacía magistralmente, por eso era tan especial, y atraía a la gente a su lado.
El mejor amigo de Momo, Beppo Barrendero, es la personificación de amor al trabajo. Y nos enseña el don de la paciencia y la atención plena.
“Entregarte por entero a lo que estás haciendo, pero siempre centrado en el próximo paso, sin agobiarte por cuál larga sea la calle que tienes que barrer.
Hay que pensar en el paso siguiente, en la inspiración siguiente, en la siguiente barrida. Dice Beppo, y así paso a paso de repente uno se da cuenta que se ha barrido toda la calle. “
Y los ladrones del tiempo aparecen en la historia como los hombres de gris que quieren robarte tiempo de calidad, ese tiempo que dedicas a la familia, a los amigos a disfrutar de los pequeños placeres, a las historias, a las risas, a la creatividad, a soñar, a escuchar …Y cuando pierdes ese tiempo, aunque ellos te digan que lo estás ahorrando, te vuelves gris y triste y pierdes tu alegría de vivir.
“No tengo tiempo”, esta frase es un mantra que oímos cada día, un mal que se mete en nuestras cabezas y nuestros corazones y que al igual que los hombres de gris nos roba el presente,
Como decía Antonio Machado;
Hoy es siempre todavía. Toda la vida es ahora. Y ahora, ahora es el momento de cumplir las promesas que nos hicimos. Porque ayer no lo hicimos, porque mañana es tarde. Ahora.”
